Todo parecía ser madre
Todo
parecía ser madre.
La
montaña era madre,
la
estepa era madre,
con su
ajedrea salpicando
la
noche.
El
fuego era madre.
La
sirena, seductora,
era
madre.
Todo
parecía ser madre.
La
típica cigüeña
y el
extraño león.
El
rango de visión del lince.
El
amanecer y su aroma.
La
canción de los brazos eternos
y la
almohada quejumbrosa.
Todo
parecía ser madre.
Despierta,
simplificada,
criadora
de enloquecidos,
deforme
en sus medidas.
Hasta
el odio parecía ser madre.
Pero
llegó la cría,
arropada
de felino
despierto,
y cayó
la
realidad como una
losa
que construye.
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